12 de noviembre de 2009

72 días después llega el postre: Tiramisú de limón

De cervezas a la cama al tiramisú de limón. De brindar acostados, a mecernos en el coche al sonido de Sabina y su última canción. Y no fue preciso preguntarnos ¿esperamos a que termine?... jmmm ¡a ver lo que nos dice!.
Tú subiste el volumen y yo me rendí a la canción: "pero esta noche estrena libertad un preso, desde que no eres mi juez. Tu vudú ya pincha en hueso,tu saque se enredó en mi red"...72 días. Los acabo de contar; los que pasaron desde que escribí ese brindis colectivo, esas cervezas en la cama. 72 días hace que sentí que perdía una complicidad compartida, por primera vez te perdí, aunque no se pierde lo que no se tiene escribía, ahora me doy cuenta de que si sentía que algo tenía...72 días que pasaron intentando recuperarla, lanzando botellas al mar, bailando, respirando...pero tu presencia no llega fresca y renovada. Te esperaba en "Bienvenida, como si esta temporada de no verme te hubiera sorprendido a vos también" pero lejos de sorprenderte ni siquiera en tu trayecto anda mi parada. Pensé que en la distancia lo que hacías era que repostabas... No imaginé un cambio de vías. Aunque quizás tampoco eso lo pensaba, solamente lo añoraba... No intente entenderte, tan solo lo hice, no intente negarte, tan solo confié en tí, no intenté agobiarte, tan solo escribí te quieros por quererte... y de repente hoy lo supe, me reenviaste y luego me negaste...72 días para saber que no vas a volver, y con estas letras yo ya me marché.

La frescura de tu llegada, tus melodías renovadas, unos acordes y a la espera de otras cervezas a la cama.

2 de noviembre de 2009

Sssshhhhh

Una vela azul ardiendo. Sobre ella el aceite destilado sugerente de un aroma: la quietud. Un viaje de ida en coche, muy rápido, que sobrepasa límites de velocidad y adrenalina. La radio grita sus canciones porque las notas se perdieron entre cristales bajados.
Un viaje de vuelta más pausado, empañado de lágrimas, ansioso, peligroso.
Pero estamos a salvo. Llegamos a casa y el alma sigue llorando, la luna está llena y los perros aullando. Abres la ventana, enciendes la vela azul, inspiras la quietud destilada, aroma de una soledad pretendida y… y ¡despiertas!, y dudas, y tuerces una sonrisa de medio lado mientras devoras las melodías de unos cuantos, y te atiborras del teclado para escribir y borrar lo que pensaste, sentiste, y a solas aullaste…
Una vela azul ardiendo. Sobre ella el aceite destilado, sugerente de un aroma: la quietud…shhhhhhhhhh “salgo, hoy cociné…vuelve temprano”