2 de noviembre de 2009

Sssshhhhh

Una vela azul ardiendo. Sobre ella el aceite destilado sugerente de un aroma: la quietud. Un viaje de ida en coche, muy rápido, que sobrepasa límites de velocidad y adrenalina. La radio grita sus canciones porque las notas se perdieron entre cristales bajados.
Un viaje de vuelta más pausado, empañado de lágrimas, ansioso, peligroso.
Pero estamos a salvo. Llegamos a casa y el alma sigue llorando, la luna está llena y los perros aullando. Abres la ventana, enciendes la vela azul, inspiras la quietud destilada, aroma de una soledad pretendida y… y ¡despiertas!, y dudas, y tuerces una sonrisa de medio lado mientras devoras las melodías de unos cuantos, y te atiborras del teclado para escribir y borrar lo que pensaste, sentiste, y a solas aullaste…
Una vela azul ardiendo. Sobre ella el aceite destilado, sugerente de un aroma: la quietud…shhhhhhhhhh “salgo, hoy cociné…vuelve temprano”

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